En esta entrada, explicamos el origen y desarrollo de las miniaturas en metal, protagonistas indiscutibles de las sesiones de juego entre los más pequeños de la casa. Además, a lo largo de la historia, también han sido objeto de culto entre coleccionistas de todo el mundo, una actividad poco común que, sin embargo, sigue levantando pasiones.  ¡Empezamos!

Antecedentes de las figuritas en miniatura

Infinidad de estudios coinciden en que existe una conexión entre el auge del coleccionismo de finales del siglo XIX y el desarrollo de la historia del arte como disciplina académica. Pero deteniéndonos en las miniaturas, el antecesor al coleccionismo de figuras de metal puede ser el del retrato en miniatura, que nació en España entre los siglos XVI y XVII en forma de medallones donde se pintaban al óleo pequeños rostros y paisajes. 

Nace el famoso soldadito de plomo, pero no como juguete

La realidad es que el origen de las miniaturas en metal no está claro. Obviamente, cuando hablamos de coches, era de esperar que tras la primera revolución industrial apareciesen las primeras figuritas de automóviles. Eso sí, el pelotazo llegó casi un siglo después. ¿Quién no recuerda aquel famoso eslogan que proclamaba a los cuatro vientos  “si no son Micro Machines, no son los auténticos”? 

No obstante, dando marcha atrás en el tiempo, el famoso soldadito de plomo puede que sea de las primeras figuritas de metal que se elaboraron. Remontándonos a épocas más antiguas, multitud de expertos señalan que su utilidad se centraba en simulacros de futuras batallas. 

Las figuritas empiezan a utilizarse como juguete 

Todo apunta a que los soldaditos de plomo fueron heredados por los hijos de los antiguos mariscales para jugar a la guerra. Cosa distinta son los soldados de juguete, cuyas primeras piezas se produjeron en Núremberg a mediados del siglo XVIII (no olvidemos que la infantería prusiana estaba “de moda” y se consideraba la más letal y temida del mundo en aquella época) en forma bidimensional y minúscula (medían 25 mm). 

Pero no es sino en Francia y en Inglaterra donde irrumpen con fuerza en el mercado de la juguetería los primeros soldados tridimensionales, elaborados en plomo y antimonio. Un siglo después – en el XX -, las figuritas bélicas se acaban sustituyendo por juguetes de temática colonialista (por ejemplo, los famosos indios y vaqueros), pero, esta vez, confeccionados en goma, dada la toxicidad del plomo y los acrílicos de la época.

Miniaturas en metal: un objeto de culto 

La realidad es que, hoy, las miniaturas en metal, ya representen soldados, coches, barcos o monumentos, han pasado a ser objeto de adoración para los no tan pequeños de la casa, convirtiéndose en una joya de coleccionista que muchos adultos aprecian.  

 

Si tú también eres un enamorado de las figuritas, en Toinsa disponemos de un amplio catálogo de miniaturas en metal que hacen las delicias de pequeños y mayores en su tiempo libre. ¡Ven a visitarnos!